lunes, 17 de agosto de 2009

¿Conocimiento académico o saber popular? Mi reflexión a partir del texto "Wikipedia: entre la buena fe y el caos" (publicado en Kriptópolis)

El siguiente texto corresponde al informe del módulo BATA de la Diplomatura en Educación y Nuevas Tecnologías - FLACSO
De repente nos vimos hablando de la noción de Web 2.0, muchos sin saber que hacía un tiempo que veníamos participando de la misma. Pasamos casi inadvertidamente de recibir y buscar información, a producirla. “… en esta nueva Web la red digital deja de ser una simple vidriera de contenidos multimedia para convertirse en una plataforma abierta, construida sobre una arquitectura basada en la participación de los usuarios” (Cobo Romaní y otro: 2007).
Más allá de las diferentes utilidades y herramientas que este nuevo formato nos propone, el término Web 2.0 hace referencia a esta apertura a la participación de públicos no expertos, con la consecuente simplificación, masificación y uso práctico de los nuevos conceptos.
Este viraje en el uso de la Web, ha generado diversos debates. El que me interesa retomar en este caso es el que atañe a la producción de conocimiento “legítimo”: ¿quién tiene “la verdad”? ¿expertos o amateurs?, ¿es más creíble un saber respaldado científicamente o uno apoyado en la construcción colectiva? La respuesta a estas preguntas me excede y a la extensión de este trabajo, pero desde ya considero importante destacar que los usos de las tecnologías implican elecciones que nos dejan entrever su trasfondo político e ideológico. En palabras de otros autores: “Las tecnologías no son ni “buenas” ni “malas”, ya que dependen de los contextos, se encadenan con los usos e intereses sociales, pero tampoco son neutras, ya que su configuración condiciona, restringe o amplía las maneras sociales de hacer las cosas (producir, comunicar, etc). “ (TARASOW Y OTRO)
En este contexto me gustaría retomar el debate en torno a la utilidad y veracidad de los conocimientos publicados en Wikidedia, una herramienta 2.0 por exelencia, que ha generado amores y odios. Esta enciclopedia de elaboración colectiva posee entre sus cimientos la “democratización” en la producción de las definiciones que son publicadas, a través del mecanismo del Punto de Vista Neutral que apunta en teoría a dar a todos los que escriben el mismo poder. La idea es que la autoridad académica no sea la portadora de la verdad, sino que se llegue a un consenso entre todos los editores, colocando como teorías alternativas a las versiones que queden fuera de la aceptación mayoritaria.
Para Kriptópolis la base ideológica de esta idea es el relativismo cultural, que ha sacado de su pedestal inmaculado a la ciencia occidental para ubicarla al lado de otras explicaciones alternativas de la realidad. Esta revista digital propone que los conceptos que fundamentan a Wikipedia van de la mano con la caída de ciertos paradigmas que hasta el siglo pasado eran intocables: las grandes religiones, la medicina occidental y el objetivismo, que considera a la ciencia como patrimonio de los Estados, y por ende le quita credibilidad.
En este sentido, coincido con este articulo en que Wikipedia es un reflejo de lo que pasa de manera más amplia en nuestras sociedades. Pero estoy en desacuerdo con la opinión de que esta democratización en la producción de conocimiento sea “una de las consecuencias nefastas del siglo XX: terminar con el prestigio de los científicos... que como institución están bajo el fuego de varios colectivos” (KRIPTÓPOLIS: 15 de mayo de 2006).
Lo que sucede en Wikipedia es producto de un contexto, político, social y cultural. Creo que hay una demanda generalizada por que se abran los espacios de producción del saber. Los científicos han quedado encerrados en la academia demostrando una imposibilidad de socializar el conocimiento. Las grandes corporaciones médicas no han incorporado los saberes populares, y dejan cada vez más afuera a quien no puede pagar la buena medicina. En este contexto ¿quien es productor legítimo de conocimiento?

Al repasar estas notas sobre Wikipedia, recordaba un juego que nos encantaba a mis hermanas a y mí: el diccionario. El mismo consiste en proponer al grupo que participa un término poco conocido extraído de un diccionario enciclopédico. Cada participante elaborará una definición inventada y luego el coordinador de la partida leerá todas las definiciones, entre las que está la verdadera, y cada participante votará por una. Ganará el juego quien logre dar la definición más estructurada y redactada, pero que no necesariamente es la definición real. Luego se desataban debates acerca de la verdad y sus posibles alternativas. Esta anécdota me llevó a intentar encontrar otro espacio a lo largo de mi formación donde se hubieran dado estas discusiones tan enardecidas y colectivas, donde nadie quedaba sin opinar y dar "su" versión.
Más allá de la verdad y del conocimiento académicamente científico, considero que Wikipedia es un buen ejercicio. Un ejercicio de intercambio y debate de conocimientos que esta ausente en otros ámbitos: facultades, hospitales, iglesias, instituciones estatales. Creo que, con sus falencias, este hecho también está expresando una demanda de abrir y socializar las instancias de producción de conocimientos y “verdades”.
Claro que en este intercambio siempre hay choques, y se puede optar por ocultarlos o reconocer que es la única forma de construir conocimiento: rompiendo viejos esquemas, proponiendo nuevos y sometiéndolos a revisión permanente.
Al broche de oro lo dejo en palabras de un sabio: “Por detrás de los significados congelados, paralizados, inmovilizados; siempre resisten otros, inquietos, insubordinados, irrespetuosos… para demostrar , incomodando, molestando, la imposibilidad de la fijación de sentido” (TADEU DA SILVA. )


BIBLIOGRAFÍA
• Cobo Romaní, Cristóbal; Pardo Kuklinski, Hugo. 2007. Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food. Grup de Recerca d'Interaccions Digitals, Universitat de Vic. Flacso México. Barcelona / México DF.
• Wikipedia: entre la buena fe y el caos en Kriptópolis. 15 Mayo de 2006
• TARASOW Fabio y PEDREGAL Nicolás. “Convergencia tecnológica”